El miedo a los grillos y a los insectos en general es una de las sensaciones más comunes que se pueden encontrar. La mayoría de las personas sienten aversión por los invertebrados, sin importar si se trata de las cucarachas, las mariposas o los grillos. Ahora bien, este miedo a los grillos, ¿a qué se debe y cómo superarlo? Esta es una buena pregunta.
Lo primero que debes hacer en este caso es diferenciar el miedo de la fobia, ya que son dos cosas muy diferentes. El miedo es una reacción natural y positiva que nos ayuda durante los procesos de adaptación y supervivencia.
Ahora bien, cuando se habla de fobia se hace referencia a un miedo que se ha desbordado, perdiendo por completo la racionalidad. En este caso, en lugar de ayudarte a sobrevivir y adaptarte, el miedo te impide incluso llevar a cabo las tareas más simples, interfiriendo con el desarrollo de tu vida.
¿Qué es la entomofobia?
Tal como lo observamos en la terminación de su nombre, la entomofobia es uno de esos miedos irracionales que se adhieren a la psiquis del paciente y que le hace reaccionar de forma desmedida cuando se encuentra ante la presencia de un insecto.
En el caso de la fobia a los grillos, la persona que padece entomofobia está plenamente consciente de lo inofensivos que resultan estos insectos. Aun así es incapaz de controlar su miedo y ansiedad ante la idea de un encuentro con alguno de ellos.
Cuando el miedo a los grillos llega a este nivel, es importante no avergonzar a la persona que lo sufre. Por el contrario, hay que comprender que sus reacciones están completamente fuera de su control y es muy posible que necesite ayuda profesional para poder superarlo.
Un dato curioso es que el miedo o fobia a los grillos se encuentra entre las formas de entomofobia más comunes, junto con las arañas, abejas y cucarachas.
Causas del miedo a los grillos
Tanto el miedo como las fobias suelen tener su origen en alguna experiencia traumática, que por lo general sucede durante la infancia. Las causas del miedo a los grillos pueden estar relacionadas con un encuentro desagradable e incluso un contacto no deseado, que genera una respuesta de rechazo ante la presencia de estos insectos o la posibilidad de un encuentro.
Muchas veces, la reacción de los adultos forma parte fundamental del cuadro que genera este miedo irracional, cuando los niños los observan tener determinadas conductas frente a los insectos o bien por un exceso de advertencias, historias y similares que terminan por generar el miedo a los grillos.
Es decir que el miedo a los grillos y otros insectos es una conducta aprendida, por lo que es posible darle un tratamiento para poder controlarla y en algunos casos, sanarla por completo.
Síntomas de miedo irracional o fobia a los grillos
Tener un miedo racional a los grillos lleva a evitarlos, sin embargo, si tienes un encuentro cercano con alguno, reaccionas de forma práctica para solventar la situación. Y más importante aún, no detendrás tu vida ante la posibilidad de la presencia de un grillo.
Ahora bien, cuando este miedo se sale de control, la persona que padece esta fobia evita lugares donde pueda encontrar insectos, viajes e incluso personas, mantiene la vivienda cerrada de forma casi hermética y puede llegar incluso a aislarse junto con sus familiares cercanos.
Además, cuando se encuentra frente a un grillo, la persona tendrá síntomas físicos tales como:
- Ansiedad
- Náuseas
- Mareos
- Taquicardia
- Sudoración
- Escalofrío y temblores involuntarios
- Presión en el pecho
- Ataques de pánico y necesidad de abandonar el lugar de forma abrupta
- En algunos casos puede llegar a desmayarse
Después de este encuentro, tendrá los pensamientos alterados, le costará conciliar el sueño y se mantendrá en estado de alerta, incluso por varios días.
¿Cómo superar el miedo a los grillos?
Para la tranquilidad de aquellas personas que sufren este miedo a los grillos, existen formas de tratarlo, incluso cuando se convierte en una fobia. Lo primero y más recomendable es buscar un especialista, de esta forma el paciente recibirá la terapia que más se adapte a su caso.
Considerando que se trata de una conducta aprendida, una de las terapias se refiere a un reajuste o cambio en el aprendizaje. Este tratamiento se conoce hoy en día como terapia conductual. Esto incluye técnicas de respiración y relajación, además de una gran exigencia de autocontrol.
Otra técnica se refiere a la exposición gradual y controlada. Es decir, se presenta al paciente en un encuentro con el grillo, poco a poco, comenzando con imágenes, hasta llegar al insecto vivo. Mientras suceden estos encuentros, el paciente debe aprender a tomar conciencia y control de sus reacciones.
Una herramienta que se ha vuelto muy útil y popular para este tipo de terapia es la realidad virtual, la cual ha mostrado resultados muy satisfactorios.